Lisboa es una ciudad segura, pero como en cualquier ciudad, hay que estar atentos. Especialmente en el tranvía.
Y aunque esta es una entrada inusual, porque preferimos enfocarnos en lo positivo, la compartimos porque no queremos que te pase nada negativo en esta maravillosa ciudad de la cual nos sentimos embajadores.
El asunto es que, tras muchos años viviendo aquí, hemos tenido la posibilidad de viajar muchas veces en el tranvía, y entender los métodos que usan los carteristas en el tranvía 28 de Lisboa.
Suele ser un par de personas o un grupo de carteristas que al abordar se quedan de pie alrededor de los otros pasajeros de una manera bastante invasiva. Se amontonan, apretando a las personas en su salida hacia la puerta, y con la presión y la distracción (el mejor arma de los carteristas) cualquier persona distraída no repara que le han quitado sus pertenencias.
Suelen usar un mapa de la ciudad para pasar desapercibidos y para tapar sus actos.
Si estuvieras en la incómoda situación de darte cuenta que te han robado e identificas al ladrón, puedes pedirle al chófer que tranque el tranvía y llame a la policía, es la única forma «legal» de hacerlo.
Así que ojo: con tu billetera, con tu cámara, y el resto de tus pertenencias en cualquier área de la ciudad.
Nuestra recomendación para aquellos que realmente quieren disfrutar un paseo tranquilo en el tranvía de Lisboa es coger el tranvía rojo, que tiene un recorrido parecido al del 28, y se viaja con mucha comodidad y sin riesgos. Es mucho más caro, sí, pero bien merece la pena.