Plaza del Comercio

La Plaza del Comercio en Lisboa es una gran espacio abierto entre el río Tajo y el centro de la ciudad. Es una de las mayores plazas de Portugal y de Europa.

Es un espacio lleno de vida y movimiento, de paso obligatorio para todos los visitantes, y sin duda, uno de los tantos sitios que ver en tu visita a Lisboa.

En el pasado, fue entre otras cosas, el sitio donde estuvo el Palacio Real de Lisboa por casi 200 años. El Rey Manuel D. I se mudó del Castillo San Jorge a este lugar, pero el palacio y las valiosas obras y documentos que aquí se guardaban, fueron destruidos por el terremoto de 1755.

Desde este punto, se proyectó la reorganización de la ciudad después del gran terremoto.

Mirador del Arco de la Rua Augusta

El majestuoso arco por donde accedes a la plaza desde la Rua Augusta en la Baixa, tiene un mirador al que puedes subir. El Mirador del Arco de la Rua Augusta. Uno de los preciosos miradores de Lisboa (gratis con la Lisboa Card).

Además de algunas oficinas del gobierno y sus ministerios, bajo esos arcos y fachadas amarillas de la plaza, se encuentran cafés y restaurantes, entre ellos, el café más antiguo de Lisboa, el Martinho da Arcada, donde se sentaba el famoso poeta portugués Fernando Pessoa.

En esta gran plaza se celebran eventos durante todo el año y fechas especiales como el fin de año en Lisboa, normalmente con fuegos artificiales, conciertos, y otras actividades.

A partir de aquí, se ha inaugurado un paseo peatonal a orillas del río que conecta con Cais do Sodré («Cais» significa Muelle), muy agradable para caminar.

Lisboa Story Centre

El Lisboa Story Centre, ubicado en uno de los lados de la plaza, es un espacio interactivo que muestra la historia de la ciudad en seis áreas que pretenden llevar a los visitantes en un fascinante viaje a través del tiempo. El billete de adulto cuesta 6.50€.

Si hace mucho que no visitas Lisboa, te darás cuenta de que la plaza finalmente cuenta con vida comercial, diurna y nocturna.

Junto a otras instalaciones en sus alrededores, esta nueva vida, le da ahora el aire necesario para cualquier ciudad europea que se digne de tener un lugar donde sentarse a apreciar el dolce fare niente  de una tarde de verano o una mañana soleada de invierno.

Otros lugares accesibles (y visibles) desde aquí son el Castillo de San Jorge, el Convento do Carmo y la Catedral de Lisboa.